jueves, 3 de abril de 2014


A MI PERRA LOLA

Lola, mi fiel compañera,
bonita y leal era
durante quince años disfruté
de su compañía,
que ya se dice pronto, todavía.

Desde donde quiera que estés, 
quiero que tengas algo muy claro:
aunque con el paso de los años
te parezca tan lejano.

Y para esta joven poetisa
gran dolor causó tu despedida
porque te quería para toda la vida
pero sabíamos que la muerte 
estaba decidida.

Desde que no estás,
mi corazón está triste
porque tu marcha fue
como un pequeño embiste.

Me acuerdo de tus locas carreras 
o los baños en el río, y cuando hago eso,
cierro los ojos y tristemente sonrío.

Ojalá que tu alma haya encontrado la calma.




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